martes, 31 de agosto de 2010

Retorno a las músicas que me emocionaron

Queridos amigos. Con el fin del mes de agosto retorna la actividad en el blog. Hoy inicio un ciclo sobre esas obras que me marcaron en un periodo de la vida, bien por razones musicales puras o bien por estar relacionadas a películas inolvidables, situaciones vitales, etc. Todos hemos evolucionado con el paso del tiempo, percibimos de forma distinta a la par que cambian los criterios interpretativos de las obras musicales.
Comenzaré por la Sonata para violonchelo y bajo continuo en mi menor RV 40 de Antonio Vivaldi. Mi primer contacto con ella fue por la magistral película de Stanley Kubrick Barry Lindon (1975). Obviamente, no la vi el año de su estreno, sino muchos después en un pase televisivo.
El film está genialmente ambientado en el siglo XVIII y, como en todos los trabajos de su autor, la banda sonora adaptada es de las que crean nuevos aficionados a la música clásica. La pieza más repetida es una Sarabanda de Haendel, pero también aparece uno de los tríos con piano de Schubert, un concierto para dos claves y orquesta de Bach y música popular irlandesa.
Retornando a la página vivaldiana, lo que se escucha en la película es una versión "romántica" de la misma. La sonata se convierte en concerto para cello y orquesta, con lo que ha existido una labor moderna de orquestación. Las frases largas del solista, la tensión y el vibrato marcan toda la interpretación, que tiende a ser lenta y sobrecargada. Esa era la forma común de realizar el barroco en los años 70, cuando los intérpretes con instrumentos originales y criterios historicistas todavía eran "rara habis". El resultado final es muy bello, pero tras la experiencia de las tres últimas décadas, me resulta un tanto obsoleto.


He buscado en youtube una versión con criterios historicistas para comparar. La verdad es que ninguna ha colmado mis expectativas. Lo más cercano es esta versión de la violonchelista Ophelie Gaillard, acompañada del conjunto Pulcinella. El resultado es mucho más esencialista y acorde con el estilo. Las frases no son tomadas de forma extensa sino detallista, marcando sutilmente los acentos intrínsecos del compás y las apoyaturas. La solista improvisa ornamentaciones en las repeticiones (la estructura es AA-BB) y el barniz romántico ya no se percibe. Sin embargo, los arpegios son monótonos y más galantes que barrocos. El allegro final está mucho más conseguido.

Espero que disfruten.

Featuring Ophelie Gaillard, cello

4 comentarios:

  1. Manuel: un verdadero viaje que deleita, tus impresiones enriquecen mi espíritu.

    Gracias por compartir.

    ResponderEliminar
  2. Manuel: un gusto leerte de nuevo. Yo tengo la BSO de la película desde hace más de diez años, pero, con tus comentarios, he enriquecido la audición de la pieza.
    ¿Cómo ha ido el verano?
    Habrás visto que yo no me he incorporado al instituto, pues estoy de baja, y este curso ya no estaré por allí, porque me han mandado al San José por carambolas de los concursillos y las comisiones (horribles palabras).
    En cualquier caso, pasaré por allí a recoger mis cosas y te haré una visita.
    Un abrazo,
    Juan

    ResponderEliminar
  3. Manuel.

    gracias por llamarme y perdona por haberte cortado así de rápido.

    Te copio aquí la frase sobre Vivaldi de la que antes te he hablado:

    "Un tío que produjo semejante música sólo puede susurrarte buenos consejos"

    Fred Vargas, "Bajo los vientos de Neptuno"

    ResponderEliminar
  4. Gracias Enrique. Tus palabras me animan a seguir escribiendo.

    Juan:
    Es una pena no tener este año las preciosas tertulias ante el café, sin charlar sobre alumnos problemáticos y recreándonos en todas las manifestaciones artísticas y los viajes.
    Pero no es problema. Tenemos toda una larga vida por delante y una ciudad pequeña donde quedar.
    Un abrazo y nos vemos la semana que viene.

    ResponderEliminar

Luchemos por la ortografía